13 de abril de 2015
Una
de los criterios en que más énfasis se hace, es entender que el arte no está aislado de la realidad,
que hace parte de ella y evoluciona con ella. Por eso, la historia del arte es una ciencia multidisciplinaria, y sólo de esta forma, recurriendo a muchas
variantes, podemos decir que se realiza un estudio objetivo del arte a través
de la historia, y de esta forma, se
puede establecer las épocas y los tiempos, clasificar las influencias de las
culturas, a prestar atención a la realidad
desde otra perspectiva, y observar más objetivamente sus características
específicas e influencias de cualquier actividad o producto que el ser humano
realiza con un propósito estético.
Justamente, es en el Renacimiento cuando comienza el interés por el estudio de la Historia del Arte, al comienzo muy centrado en los valores occidentales, pero con el paso del tiempo, desarrollando una visión más amplia de la historia artística, tratando de abarcar una descripción universal del arte de todas las civilizaciones y el estudio de sus producciones artísticas a partir de unos valores culturales más globales. Lógicamente, esto ha implicado diversas maneras de calificar y desarrollar el conocimiento de la diversidad artística. Comenzando por la distinción entre las artes liberales y artes vulgares como se definieron en su origen, hasta llegar a la conocida distinción entre bellas artes y artes aplicadas, y así hasta el conocimiento contemporáneo que entiende como arte casi cualquier manifestación de la creatividad del ser humano.
En
el siglo XX, se llegó a definir un listado muy puntual de las “bellas artes” las cuales serían nueve; la arquitectura, la escultura, la música, la danza, la pintura, la literatura, la cinematografía,
la fotografía y la historieta (o cómic). A través de estas artes el hombre ha
expresado sus anhelos y ha materializado los más complicados y abstractos
conceptos sobre la realidad.
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