16 de junio de 2015

El Poeta Como Critico de Arte



La relación vital entre la pintura y la poesía, ha hecho que se considere que las mejores personas para hablar de arte sean los poetas; ¿qué tan cierta es esta premisa? En ese sentido es bueno traer una frase del poeta Charles Baudelaire; “no sé si tengo razón, ya que de hecho, no sé nada de pintura [...] no hay duda de que es bastante ridículo que yo hable así de los pintores”, sin embargo, el escritor inició su carrera literaria como crítico de arte con una reseña sobre el salón de 1845. Por eso, si uno lee sus textos encontramos que están impregnados de poéticas personales más que de veracidad descriptiva a las piezas de arte, es decir, existe una subjetividad personal que le da un criterio “artístico” al texto, pero que muchas veces no cumple con la función de un crítico de orientar y educar.

Es decir la crítica elaborada por poetas no está subordinado a la reposición fiel del objeto artístico, sino más bien a la curiosidad por indagar el universo de los sentimientos y el afecto y no de las propiedades y valores de la pieza estudiada. Lógicamente son textos bellos que son más una prosa de arte, un experimento lingüístico “capaz de pintarlo todo,  desde lo visible hasta lo invisible” como decía el mismo Baudelaire. La pintura en este caso,  es más un pretexto que el objeto de la crítica que se hace.  Claro esto, no lo aceptan los poetas y siguen escribiendo textos bellos sobre pinturas que no siempre nos orientan en su verdadera comprensión. Claro, se entiende que toda persona sensible puede reivindicar la potestad interpretativa y creativa de la imaginación y opinar sobre una obra de arte, pero la función del crítico de arte, es orientar y educar al público, buscando que el contenido de la pintura sea entendible por todos.

Por Miguel de León

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