¿El Premio Sinaloa de las Artes 2024 Nido de Nepotismo y Corrupción en el Instituto Sinaloense de Cultura?
La exclusión del prestigioso muralista Ernesto Ríos Rocha es objeto de análisis de favoritismos y negligencia institucional.
Por César Rincón
La corrupción en las instituciones gubernamentales es un fenómeno que afecta a gran parte de los países latinoamericanos, y México no es la excepción. En Sinaloa, donde la cultura es una pieza fundamental del patrimonio colectivo, el manejo del arte y los premios que lo reconocen han sido objetos de críticas y sospechas por parte de la comunidad artística.
Uno de los casos más recientes que pone de manifiesto estos problemas es la edición 2024 del Premio Sinaloa de las Artes, un galardón otorgado por el Instituto Sinaloense de Cultura (ISIC).
La exclusión del artista plástico Ernesto Ríos Rocha de esta distinción, a pesar de su destacado historial internacional, genera interrogantes sobre la transparencia, el nepotismo y la corrupción que aquejan a las dependencias culturales del estado.
Muralista sinaloense Ernesto Ríos Rocha. Foto cortesía de Wikipedia |
El contexto del Premio Sinaloa de las Artes
El Premio Sinaloa de las Artes es uno de los galardones más importantes que otorga el gobierno de Sinaloa para reconocer a quienes han hecho contribuciones notables en el ámbito artístico y cultural. En 2024, la convocatoria recibida por el ISIC contenía 32 propuestas respaldadas por un sinnúmero de asociaciones y personalidades, tanto nacionales como internacionales. Sin embargo, el proceso de selección dejó en el camino a uno de los artistas más destacados de México: Ernesto Ríos Rocha.
Este muralista y gestor cultural no solo ha dejado huella con sus murales, sino que ha representado a Sinaloa y a México en importantes escenarios internacionales, obteniendo premios como el Guinness World Record en 2009 y el Colibrí de Oro en Colombia.
A pesar de esta impresionante trayectoria, la decisión del jurado fue entregarle el premio a Lázaro Fernando Rodríguez, un artista vinculado laboralmente al mismo ISIC y protegido de figuras clave como Juan Salvador Avilés Ochoa y Fito Arriaga. La elección ha sido vista por muchos como una manifestación de las prácticas de nepotismo y favoritismo que imperan dentro de las instituciones culturales en Sinaloa.
La manipulación en el proceso de selección
Numerosos testimonios de artistas y personas cercanas al proceso han señalado que la decisión no fue tomada en función del mérito artístico, sino por influencias externas y conexiones personales. A pesar de las decenas de cartas de apoyo a Ríos Rocha por parte de asociaciones nacionales e internacionales, el jurado no las consideró. El argumento de quienes defienden esta elección es que el ganador tiene méritos, pero la realidad es que no existe un análisis y argumentos claros que justifique por qué un artista con menos reconocimiento a nivel local y global pueda superar a alguien con una trayectoria tan vasta como la de Ríos Rocha.
Es común en estos procesos que las decisiones no sean realmente objetivas y que las recomendaciones y propuestas de los jurados sean ignoradas. En este caso, la manipulación del proceso es evidente. Varios artistas se han manifestado en privado para denunciar que las decisiones en el ISIC siguen la tradicional fórmula de favoritismo, donde las relaciones personales y políticas pesan más que los logros artísticos.
En ese orden de ideas un artista anónimo comentó: "Esa es la misma mafia de todos los años, con las mismas técnicas mañosas, y nadie les dice nada". Este tipo de prácticas son el pan de cada día en las esferas culturales de Sinaloa, donde las practicas amañadas e enquistadas parecen primar sobre las normas, el verdadero arte y el talento.
El impacto del nepotismo y la corrupción en la cultura
La corrupción y el nepotismo no solo afectan la transparencia en la entrega de premios, sino que también tienen un impacto negativo en el desarrollo de la cultura en la región. En Sinaloa, muchos artistas sienten que su trabajo es ignorado o minimizado por las relaciones personales que dominan el escenario cultural. La exclusión de Ríos Rocha es una muestra clara de cómo los intereses políticos y personales pueden obstaculizar el reconocimiento a los verdaderos talentos. Además, al no premiar a los artistas que realmente contribuyen al crecimiento de la cultura, se limita el acceso a oportunidades para otros creativos que, como Ríos Rocha, han puesto a Sinaloa en el mapa internacional.
La cultura no solo se ve afectada en términos de premios, sino también en la falta de apoyo y difusión a proyectos que podrían transformar la región.
El arte es una herramienta poderosa para promover el entendimiento, la paz y el cambio social, y en el caso de Ríos Rocha, su trabajo ha sido un puente entre Sinaloa y el mundo, buscando a través de sus murales y actividades culturales una forma de promover la paz y el entendimiento.
Al despojar a artistas como él del reconocimiento merecido, el Instituto Sinaloense de Cultura (ISIC) contribuye al deterioro de una cultura que necesita de figuras ejemplares y de políticas públicas claras y justas.
La violencia y la cultura en Sinaloa
La Falta de Transparencia en el Premio Sinaloa de las Artes: ¿Quién Gana y Quién Pierde en la Cultura?
No se puede hablar de corrupción y nepotismo en el ámbito cultural sin vincularlo con la violencia que afecta a Culiacán y al resto de Sinaloa.
La violencia y la inseguridad que caracterizan a esta región también tienen un reflejo en el ámbito cultural, donde la falta de transparencia y las decisiones políticas arbitrarias se entrelazan con el contexto de corrupción generalizada que se vive en el estado. En Sinaloa, la violencia no solo afecta la vida cotidiana de sus habitantes, sino también el acceso y la calidad de los servicios culturales.
El mismo gobierno que maneja el Premio Sinaloa de las Artes es el que no ha logrado ofrecer un entorno seguro para los artistas y ciudadanos del común. La falta de apoyo real al arte se convierte en una extensión de los problemas estructurales de la región.
En este contexto, el Premio Sinaloa de las Artes 2024 no solo es un reflejo de la exclusión de un artista sobresaliente, sino también de un modelo de gestión pública que sigue operando bajo el control de mafias locales, donde la política y la corrupción se alimentan mutuamente.
Nos queda una reflexión
Este tipo de situaciones no solo afectan a los artistas y gestores culturales, sino también a la percepción que se tiene de la cultura en Sinaloa.
¿Qué tan justa es la entrega de premios cuando el proceso está viciado por intereses personales? ¿Cómo se puede promover la cultura en un ambiente donde el nepotismo y la corrupción dominan las decisiones? Estas son preguntas que debemos plantearnos, no solo para entender lo sucedido con Ernesto Ríos Rocha, sino para reflexionar sobre el futuro de la cultura en Sinaloa y en México.
Invito a todos los lectores a compartir sus opiniones en los comentarios. ¿Qué piensan sobre la decisión del Premio Sinaloa de las Artes 2024? ¿Creen que la corrupción y el nepotismo afectan a la cultura en su país?