El Eco del Alma: Una Conversación con Fidela Losada Flórez

 En el vertiginoso mundo del arte contemporáneo, existen voces que no claman con estridencia, pero susurran desde la profundidad del lienzo, invitando a una introspección. Una de esas voces es la de Fidela Losada Flórez, la Artista Colombo-Española nacida en Rivera, Huila, cuya obra es un puente entre mundos: entre el realismo mágico de su tierra natal y la abstracción lírica de su alma errante.

Con una trayectoria consolidada a ambos lados del Atlántico, a través de más de 84 exposiciones en países como México, Brasil, España, Italia, Francia, Colombia y Estados Unidos entre otros. Losada emprendió hace dos años un nuevo capítulo en su bitácora personal y artística: una inmersión en el complejo y vibrante paisaje cultural de Estados Unidos.


Desde su llegada a la Florida, su paleta de colores, antes anclada en los ocres y verdes de la tierra huilense y los azules intensos del Mediterráneo, parece haber dialogado con los neones de la urbe y la vasta soledad de los paisajes norteamericanos. Su estilo dentro del arte abstracto-impresionista, que ella misma describe como un acto de fe, una entrega al "Espíritu Santo" donde el lienzo mismo dicta el camino, se ha enfrentado a un nuevo tipo de luz, a un ritmo distinto. No busca replicar lo que ve, sino destilar la emoción de una identidad dual en constante diálogo con un tercer escenario. El resultado en su obra se traduce en la serie paisajista “Entre puentes y montañas” que se siente a la vez familiar y renovada, un testimonio de que el arte más puro no conoce fronteras, solo horizontes.

Miles de kilómetros nos separan pero un solo clip basta para juntarnos al instante en el mundo de la virtualidad. Me he reunido con Fidela Losada Flórez, para conversar sobre este reciente peregrinaje, el eco de la distancia en su trabajo y los sueños que siguen naciendo en la tela.

 

Luzia Moraes (LM): Hola maestra Fidela. Nació en el Huila, se forjó como artista en España y ahora lleva dos años viviendo en Estados Unidos. ¿Qué la llevo a establecerse en Norteamérica y cómo ha dialogado la artista con estos tres paisajes tan distintos en su interior?

 

Fidela Losada Flórez (FLF): (Sonríe) Buscar nuevas horizontes y oportunidades. Al principio, sentía un cierto vértigo, como asomarse a un abismo de estímulos. Colombia es mi raíz, la memoria de la tierra, el olor a café y a ceiba; es una paleta muy orgánica. España, especialmente Galicia, fue mi renacer artístico, me dio la bruma, la melancolía y una conexión muy profunda con lo ancestral europeo. Estados Unidos es otra cosa: es la velocidad, la escala monumental, la mezcla cruda de culturas y soledades. Al principio sentía que eran mundos irreconciliables. Pero en el silencio del estudio, en esa conversación íntima que tengo con el lienzo en blanco, me di cuenta de que no se pelean. Se superponen, como veladuras de color. Mi alma huilense busca la espiritualidad en medio del asfalto de Nueva York y mi bagaje europeo intenta encontrar la historia en una cultura que vive en el presente perpetuo. Mis creaciones de ahora son, quizás, conversaciones entre esos tres mundos que me habitan.

 

LM: Su método creativo es fascinante. Habla de no hacer bocetos, de dejarse guiar por una fuerza superior, de que la propia tela le "pide" los colores. En un país tan planificado y estructurado como Estados Unidos, ¿ha sido un desafío mantener esa espontaneidad, esa fe en el proceso intuitivo?

 

FLF: Ha sido más que un desafío, ha sido una reafirmación. Vivir aquí, donde todo parece tener un manual de instrucciones, ha hecho que me aferre con más fuerza a mi proceso, que es esencialmente un acto de libertad. Mi estudio es mi santuario, un territorio sin mapas. Mientras afuera el mundo corre a un ritmo frenético, adentro el tiempo se detiene y las reglas son otras. Es cierto que la energía del país es de una eficiencia y una lógica apabullantes, pero eso, por contraste, ha hecho que mis obras sean más orgánica, más visceral. Es mi forma de rebeldía, mi manera de decir que el alma no entiende de planes de negocio ni de agendas. La inspiración sigue llegando como siempre: como un susurro que debo tener la valentía de obedecer sin cuestionar.

 

LM: En estos dos años, ¿ha habido alguna experiencia, paisaje o encuentro en Estados Unidos que haya marcado un antes y un después en su obra? ¿Quizás una nueva serie o una paleta de colores inesperada?

 

FLF: Definitivamente. El año pasado tuve la oportunidad de viajar por el Suroeste, por los desiertos de Arizona y Nuevo México. Fue una revelación. Yo, que vengo del verde exuberante del Huila, me encontré con esa inmensidad ocre, roja, naranja... con ese silencio que casi se puede tocar. La luz es completamente distinta, cruda y espiritual a la vez. De esa experiencia nació una serie que llamo "Ecos del Silencio", donde los colores tierra han cobrado un protagonismo que no tenían antes y las composiciones se han vuelto más vastas, más minimalistas. Fue comprender que el vacío también habla y que la ausencia de color puede ser tan elocuente como su explosión.

 

LM: Usted ha expuesto en galerías de todo el mundo. ¿Cómo ha percibido la recepción de su obra en el circuito artístico estadounidense? ¿Encuentra barreras o detectas una sensibilidad diferente en el espectador de aquí?

 

FLF: diría que barreras no, las cosas aquí son totalmente diferentes. He encontrado una curiosidad inmensa y un gran respeto por el proceso. Quizás el público aquí está más acostumbrado a verbalizar el concepto detrás de la obra, a buscar la "declaración del artista". Al principio me costaba, porque mi obra no nace de un concepto intelectual, sino de una sincera emoción, del amor por la naturaleza, por las montañas y el aire puro que ahí se respira. Sin embargo, he aprendido a traducir esa experiencia espiritual en palabras: Que mi obra fundamentada en el abstraccionismo impresionista, sea el puente que lleve al espectador a una reflexión sana y crítica. He notado que en este país valoran mucho la honestidad del trazo y la historia personal que hay detrás de la artista. Les atrae esa condición de ser una Artista de dos mundos, ahora explorando un tercero. Sienten que hay una narrativa vital auténtica, y eso, en un mundo tan saturado de imágenes, creo que se agradece.

 

LM: Su exposición "Mundo de Sueños" en Jerez fue un hito. Usted decía que quería que "el espectador navegue dentro de las obras". ¿Cuáles son los sueños de Fidela Losada ahora, pintando desde Estados Unidos?

FLF: Mis sueños siguen siendo los mismos en esencia: tocar el alma de quien se detiene frente a una obra mía. Pero quizás ahora tienen un matiz diferente. Sueño con que mi obra sirva de puente, no solo entre mis culturas, sino entre las personas que puedan reflexionar frente a mi obra. En un tiempo tan polarizado, el arte abstracto tiene el poder de eludir las barreras del lenguaje y la ideología para hablar directamente a la emoción. Sueño con llevar mis "Ecos del Silencio" a una gran sala aquí, y que un espectador de Dakota del Sur y un inmigrante latino sientan, por un instante, la misma conexión, la misma paz, la emoción por defender y amar el medio ambiente. Mi sueño es que mis creaciones sean un espacio de encuentro, un pequeño territorio de tregua para el alma.

LM: Finalmente, para aquellos jóvenes artistas del Huila y de Colombia que la ven como un referente de proyección internacional, ¿qué mensaje les daría desde su experiencia actual?

FLF: Les diría que nunca, dejen de soñar y no traicionen su voz interior por intentar encajar en un molde o en un mercado. La técnica se aprende, los contactos se hacen, pero la esencia, esa verdad única que cada uno lleva dentro, es el mayor tesoro. Les diría que sean locales para ser universales. Que pinten su aldea, sus montañas, sus sentires con tanta honestidad que terminen hablándole al corazón de alguien en Tokio, en París o en Nueva York. Y sobre todo, que tengan paciencia y fe. El camino del arte es una maratón de resistencia espiritual. Hay que pintar, pintar y pintar, no para la galería ni para el aplauso, sino porque es la única manera en que podemos respirar de verdad.

 

LM: Fidela Losada Flórez, ha sido un verdadero placer. Gracias por abrirnos la puerta de su estudio y de su alma.

 

FLF: El placer ha sido mío. Gracias a usted.