11 de abril de 2024

Mauricio Mayorga y la Paradoja del Plástico



 El Plástico: Entre la Fascinación y la Culpa

Reflexiones sobre la Crisis Ambiental y Cultural en la Era del Plástico

Por Oscar Salamanca

Cada vez que me encuentro con una tapa de plástico de inmediato se crea una gran contradicción porque por un lado existe la fascinación, pero también y de inmediato la culpa. Vivimos en un mundo completamente inundado de plástico, tanto que ya lo sentimos inundando cada una de nuestras venas, cuerpo y sentido de vida. 

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El plástico determina el comportamiento de generaciones como si se tratara de una actitud estética inherente a la manera de sentir y amar lo natural.

Entonces ¿qué es lo natural? O más bien ¿a qué nos referimos cuando hablamos de lo natural? Y con esa duda, de paso, también se afecta lo que creemos por naturaleza. Quizá sea tiempo de ver lo natural y naturaleza en lo creado artificialmente como cultura dado por la actitud sincrética al recibir lo nuevo y las mezclas sin ortodoxias desgastadas de dogmatismo.

Nosotros creamos naturaleza a cada instante porque es el resultado de un proceso cultual basado en el desgaste de la natura naturans, en donde la naturaleza  se encuentra a punto de perder su máxima autoridad como ente ontológico.

Lo anterior coloca a la humanidad en un borde de crisis que atenta fatalmente contra la idea de mundo sano, mundo ideal que todos intentamos prefabricar con estrategias reparadoras ficcionales.

El plástico nos enfrenta a lo real cuyo significado no puede ser otro que navegamos en una nave estelar colapsada en donde conceptos como consumo, sostenibilidad y mediunismo, devienen en una bella sociofanía entrópica que refleja una falta de origen. Falta de origen, ya que aparece en calidad de reemplazo hibridación por reproducción, en vez de procrear, acoplar heterogeneidades. 

Instalación con tapas de plástico durante el "Primer Festival Internacional de Arte sin fronteras por la paz",  obra realizada por Mauricio Mayorga con la intervención de niños en el Museo de Arte Contemporáneo del Huila, Neiva 2017

En palabras de Hannah Arendt cuando habla de aspiración anota “el derecho a tener derechos”, por ende, el consumo representa un derecho humano anterior a los derechos humanos. La sostenibilidad se entiende como promesa de continuidad a corto plazo, surgida en Alemania por efecto de la economía forestal del siglo XIX y ahora representa una gran hipocresía mundial de lo económico y político.

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Los medios se entienden hoy como hijos barbaros del demonio, ya en 1914 Hugo Ball futuro fundador del dadaísmo decía “el mundo entero se ha vuelto demoniaco”. En 1917 corrigió su afirmación “el mundo entero se ha vuelto medial”.

Las instalaciones con tapas de plástico de colores realizadas por el artista colombiano Mauricio Mayorga responde a la triada consumo-sostenibilidad-medios por cuanto se fascinan con una sostenibilidad ecológica ficcional basado en prácticas colaborativas obsesivas de recolección y ordenación con un fin pretendidamente salvífico pero que se enfrentan en desigual condición con la voracidad de un consumo hecho derecho humano por sobre todas las cosas.

Las obras de arte de Mayorga instalan el concepto de la sostenibilidad haciendo juego a la decadencia sistémica de la intención política por preservar, frente al contundente margen corto de cualquier posibilidad de crítica o cambio significativo en las prácticas humanas dadas en la conveniencia.

Las piezas de Mayorga no hay que observarlas como confluencia de objetos sino como conjuntos psíquicos cuidadosamente articulados como reales agencias invasivas, en algunos casos con picos obsesivos de alternatividad apartados de claves espirituales. 

Los trabajos de Mauricio Mayorga se funden unos con otros mediunismos técnicos y personales con el objeto de persuadir conciencias y nociones de paisaje (el paisaje es uso de sí) en una clara actitud de “persuadir” conocidos en la vida contemporánea como influencers, fenómeno propagado en el arte en la figura del activador trivial desde el año 2001.

La obra de Mauricio nos hace reflexionar profundamente sobre nuestros hábitos de consumo y la urgencia de adoptar un enfoque más consciente y sostenible hacia nuestro planeta.

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