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21 de enero de 2011
ARTE VENECIANO
El ocaso de la Serenísima
El pintor de origen veneciano Gian Battista Tiépolo (1694-1770) fue el artista más importante de la república de Venecia, al final de su luminoso trayecto por el siglo XVIII. Sus hijos Gian Domenico y Lorenzo fueron sus insustituibles colaboradores en la realización de los grandes ciclos de pinturas murales y de los frescos de las bóvedas y techos.
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Decoración interior Palacio Real de Madrid España Giovanni Battista T. |
LA PINTURA DE LOS TIÉPOLO
Los Tiépolo trataron en sus obras tanto temas religiosos como mitológicos, históricos y costumbristas. Sirviéndose de todas las experiencias anteriores, Tiépolo creó enormes obras en las que las figuras aparecían suspendidas sobre nubes en cielos luminosos. Fue un gran dibujante y un maestro del color, su fantasía inagotable recreó la antigua mitología, dándole nuevas formas e imaginando alegorías para celebrar los mitos de su tiempo.
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Obra "Pentecostés", Giovan Battista de Rossi |
LA VIDA CAMPESINA
En Villa Valmarana, residencia patricia situada en las proximidades de Vicenza, Gian Domenico Tiépolo pintó una serie de imágenes rurales y de la vida campesina. En ellas aparecen representados campesinos con sus ropas tradicionales y vistas de la campiña véneta.
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Los paisajes de Giovanni Battista Paisajes Antiguos en la Pintura Artística |
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8 de enero de 2011
En San Juan Bautista al igual que en la Mona Lisa o Gioconda, la sonrisa y la dulce mirada es lo que más seduce al observador. Quien contempla la obra se siente contemplado. En las obras de los artistas precedentes o contemporáneos a Leonardo, raramente encontramos imágenes que parezcan observamos. De hecho, este lenguaje de miradas es característico de Leonardo da Vinci y será imitado por sus seguidores e imitadores en el futuro
SAN JUAN BAUTISTA, LEONARDO DA VINCI, OLEO SOBRE TABLA, 69X53 CM 1513-1517, LOUVRE PARIS
Leonardo da Vinci, estudió el cuerpo humano en toda su variedad de actitudes y movimientos. Sus figuras no eran estáticas, sino que estaban llenas de vida, como ponen de manifiesto sus dibujos. No se limitó a representar la vida reflejándola en las actitudes externas, quiso representar también la expresión del rostro como reflejo de los pensamientos. El estudio de la fisonomía, que jamás se había acometido con tanta profundidad, tiene su realización concreta en la obra más famosa de Leonardo y del mundo, La Gioconda.
Lo más llamativo en esta pintura es la sonrisa, que se manifiesta en los ojos, más que en la boca. Aún no se le ha puesto un nombre al tema de este retrato ideal.
LA GIOCONDA LEONARDO DA VINCI 1503-1506 OLEO SOBRE TABLA 77X53 CM LOUVRE PARIS
22 de diciembre de 2010
Cristo Juez y la Virgen (detalle del Jucio universal) Miguel Ángel 1537 1538
Ciudad del Baticano Capilla Sixtna Roma.
Por: JAVIER VILLALBA
Una gran exposición, en la Galería Nacional del Grand Palais de París, reivindica la obra de unos jóvenes artistas que en los años sesenta rompieron todos los esquemas y normas de lo artísticamente correcto. Por aquel entonces, no había más caminos que los que Nueva York marcaba; es decir, todo debía ser arte informal y abstracción, por supuesto. Pero en vísperas del mayo francés del 68, un grupo de artistas de muy diversa procedencia que coincidió en París y que creía en la pintura como medio de acción, decidió saltarse todas las normas y códigos, creando un nuevo realismo basado en el poder de la imagen. Los tiempos no fueron fáciles, sino todo lo contrario, y hasta el propio Duchamp, que no ocultó su desprecio por lo que hacían estos jóvenes, no dudó en señalar que" aquellas obras no estaban bien pintadas".
El descendimiento de la cruz, Roger van der Weyden, 220X265 cm. Año 1435
Museo del Prado, Madrid España
Cuarenta años después, la muestra vuelve a reunirles, pero ahora como verdaderos triunfadores. El pintor Eduardo Arroyo (que, según confiesa, había ido a París para poder escribir), fue uno de los protagonistas de aquel movimiento, con una decena de obras presente en la exposición. Para Descubrir el Arte ha escrito la crónica de aquellos años convulsos.
Magdalena penitente, Tiziano, Oleo sobre lienzo, 118 X 97 cm. Año 1565
San Petersburgo, Museo del Ermitage
En Bruselas se puede contemplar ahora mismo una muestra insólita e infrecuente que, bajo el título De Brueghe/ a Rubens, despliega una selección de los tesoros de las colecciones reales de Inglaterra, dispersas en diferentes sedes. Aunque acotada temporalmente, tal y como su propio título indica, la exposición permite contemplar algunas de las mejores obras del conjunto. Aprovechando este acontecimiento, publicamos un amplio dossier sobre la historia de las diferentes colecciones reales (Gran Bretaña, Italia, España, Francia, Baviera y Rusia) que, en general, están en el origen de los grandes museos nacionales. Cada colección tiene una historia diferente (Italia es muy especial, entre Florencia y el Vaticano) pero todas ellas confirman el interés de las casas reales por el coleccionismo a partir del Renacimiento. Nuestro Museo del Prado es la mejor prueba de ello.
Jesús cura a un paralitico, Antoon van Dyck, Oleo sobre lienzo, 120X149 cm,
Colección Real Británica
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